Jürgen Klopp y la vitalidad del esférico.
- Ulisses Mercado Alvarez
- Apr 17, 2015
- 8 min read
Por: Samuel Rosales Márquez y Joan Lluis Ginebra.
Sin duda Klopp es una de las mentes más brillantes en la actualidad en el mundo del balompié, muchos lo consideran un maestro en el arte de la retórica y basta, para hacernos una idea clara del origen, su testimonio compilado en entrevista: "En mi carrera como futbolista no logré trasladar al campo lo que ensayaba en mi cabeza. Tenía un talento de tercera división y una cabeza de primera, así que me quedé en segunda”. Así comenzaba a gestarse una historia de amor y pasión que adoptaría los colores del Borussia Dortmund.
I.- El nacimiento de una era.
Jürgen Klopp no fue exactamente el jugador más habilidoso o el más veloz pero sin duda era un jugador con un temperamento fuerte y un liderazgo nato que años más tarde daría sus frutos. Klopp debutó con el SV Glatten en 1983; después de militar en diversos equipos llegó al FSV Mainz 05, donde permaneció hasta su retiro. Durante su carrera anotó 44 goles en 337 partidos desempeñándose como delantero y posteriormente en la defensa.
Al “colgar las botas" recibió la oportunidad de dirigir al equipo. Kloppo dirigió al FSV Mainz 05 durante ocho temporadas. En su etapa como DT logró el ascenso por primera vez en su historia (2001) y durante la pretemporada previa a disputarse la permanencia en la máxima categoría alemana hizo algo que para muchos era algo impensable: “Estando en Mainz decidimos hacer parte de una pretemporada en unas islas de Suecia, de las que no recuerdo el nombre. Lo que nunca olvidarán mis jugadores es que tuvieron que hacer ejercicios de supervivencia para poder comer”, dijo.
“Llegamos al sitio y sólo teníamos las tiendas de campaña para dormir. El resto era buscarse la vida. Con las canoas y divididos por grupos, los primeros que llegaban a la isla siguiente debían encontrar la leña para encender el fuego, hervir el agua…”, continúa.
“Esa era la clave. Debíamos pescar para poder comer. Todo el día llovía y cuando salía el sol, ¡zas!, los mosquitos entraban en acción. No entiendo cómo la gente puede vivir en esos sitios. Mi ayudante me preguntaba si era idiota por pensar ese tipo de dinámicas, pero el grupo entendió la metáfora: si queríamos hacer una buena temporada con el Mainz en la Bundesliga nadie nos iba a regalar nada y tendríamos que encontrar soluciones a los problemas. Volvimos a casa creyéndonos Braveheart (“Corazón Valiente”)”, resaltó.
“Busco el sentido común. Piense que los jugadores son tratados como superestrellas. No sólo en Dortmund o en Alemania, en todo el mundo, por lo que en el vestuario se generan preguntas y tú debes saber encontrar las respuestas”, concluyó la magnífica entrevista.
Una mancuerna demoníaca se gestaba en Alemania: futbolista de lodazales y cerebro orquestal. La mentalidad de Jürgen, harto visceral pero bien técnica, permeó pronto el ánimo del equipo gracias a ese tipo de argucias; resultado: un Mainz fortísimo que ganó el respeto de los grandes del futbol alemán.
Ese equipo que en principio tenía que salir cada juego a pelear por la permanencia poco a poco comenzó a codearse con los clubes de élite, hasta lograr clasificarlo para la Copa de la UEFA 2005-06. En la fase previa derrotó al equipo armenio FC MIKA y al islandés Keflavík ÍF, pero cayó en la eliminatoria previa frente al Sevilla FC, a la postre ganador del torneo.
Pero no todo era miel sobre hojuelas, en el año 2007 el Mainz bajó de categoría. Klopp continuó siendo el mánager una temporada más; sin embargo, al no conseguir el ascenso, él abandonó el puesto al final de la temporada 2007-08.
En mayo de 2008 ficharía por el Borussia Dortmund. Firmó un contrato de dos años con el club, que había terminado en un decepcionante 13º lugar con el anterior entrenador Thomas Doll.
II.- Los albores de una mente maestra.
Desde que Klopp llegó a nuestro equipo en 2008 no ha cesado la torrencial lluvia de halagos en cuanto a su persona y estilo de juego se refiere. A primera instancia se diría que no es para menos, los éxitos alcanzados por un Borussia Dortmund que pocos años atrás se encontraba prácticamente en bancarrota y en la antesala del descenso, han dejado boquiabierto al mundo futbolero.
¿Que qué hace de Klopp una figura de culto en la élite del balompié? Sea la sencillez con la que transmutó un cuerpo cuasi inerte en un organismo rebosante de vitalidad y entusiasmo, sea el equilibrio de un carácter firme y vacilón que da un aire de libertad y soberanía, sea el espíritu de ligereza de esa táctica con la que revolucionó el balompié alemán… sean tantas variantes como geniales anécdotas se puedan contar a su favor. Sea como sea, comencemos diciendo que en Klopp encuentra razón el cliché del “futbol total”, cosa que sólo lo logra un real entusiasta del juego vivo, apasionante y recio.
¿Pero de dónde le viene el carácter? Revisemos. A lo largo de sus once años como jugador en Mainz mostró esa entrega y compromiso que hacen que la tribuna se enamore de un futbolista; si bien es cierto que como ofensivo no sumó ni cincuenta anotaciones, la pasión con que encaraba cada encuentro le valieron terminar sus días como sólido defensa, un tanto tosco pero comprometido siempre con los colores. Jürgen fue un futbolista que trasmutaba en juego la fuerza del ultra que alienta en el graderío.
Klopp encontró, para nuestra fortuna, el modo de opacar sus “carencias” gracias a ese talento de primera que le caracterizan como un erudito del “futbol total”. Su carisma y amor por los colores, aunados a ese “genio” que Klopp decidió pulir estudiando Ciencias del Deporte en la prestigiosa Universidad Goethe de Frankfurt -a la par que se desempeñaba como futbolista profesional-, le abrieron rápidamente las puertas de la Dirección Técnica.
El juego vertical que Jürgen inculcó en su etapa con Mainz no sólo los mantuvo tres años en la 1.Bundesliga, también los catapultó de manera histórica a una competencia continental. Su mentalidad de “futbolista callejero” plasmada en las gramas fructificaba, esta vez desde el área técnica -o bueno, fuera de ella… ¡así es Klopp!-… esa mentalidad inmortalizada en una frase: “Si tienes un equipo con poco talento y, sin embargo, tienes éxito, entonces es emocionante”.
“Emoción”, palabra clave para entender la figura de Klopp. Su caso es una de esas excepcionales veces que se conjuntan inteligencia y sutileza, herramientas técnicas de las que Jürgen dejó constancia durante su etapa como comentarista para la televisora ZDF y le valieron el premio Deutscher Fernsehen 2006 a la mejor difusión deportiva.
La sencillez en la explicación de los conceptos escabrosos del balompié y la practicidad para aplicar técnicas vanguardistas hicieron que el SV Hamburg le propusiera la dirección del equipo; aunque su vestimenta desaliñada y hábitos poco formales terminaron por cerrar esa “puerta élite”. ¡La ingobernabilidad andante!, Klopp necesitaba un equipo que volteara a ver con seriedad a un “aficionado-profesional”.
III.- El alumno graduado.
Experiencias invaluables: jugador de barrios y graderías, profesionista estudioso del deporte, técnico sui generis que refinó su lenguaje conduciendo programas mundialistas... ¡un genio con el carisma del pueblo! Un diamante había sido pulido para beneplácito del balompié alemán, Borussia Dortmund lo sabía bien… era la hora del encuentro con el destino.
La filosofía vitalista de Jürgen Klopp no tardó en hacer “click” con el proyecto de austeridad y saneamiento por el que en ese momento pasaba el grande de Westfalia. De la mano de Zorc y Buvac, con un “scouting” riguroso y disciplinado trabajo de cantera, Klopp transformó una generación de adolescentes desconocidos en un equipo sensación, de futbol vertiginoso y alegre.
El trabajo de años quedó gratificado en 2011: campeón con el equipo más joven en la historia de la Bundesliga. En 2012 el bicampeonato y doblete histórico. Borussia Dortmund resurgió de las cenizas gracias a una combinación infalible: del lado institucional, el retorno a las tradiciones por parte de la directiva aurinegra; del lado futbolístico, acertado trabajo en equipo dirigido magistralmente por esa fabulosa “cabeza de primera” de Jürgen Klopp.
Una carrera exitosa, sin duda. Pero por algo Jürgen es un verdadero diamante que atrae por su pureza, y no sólo una piedra preciosa de segundo rango que deslumbra por breves lapsos. Klopp siempre ha guardado la entereza; amante del pensamiento filosófico y las lecciones de vida -casado con una escritora-, sabe que nada se gana con títulos si el equipo no trasciende las páginas de la historia. Esta visión humanista del futbol que se ha encargado de extender a sus jugadores, viene ad hoc con los valores de Borussia Dortmund:
“Nuestros jóvenes saben que en otro lugar podrían ganar más dinero. Pero aquí pueden hacer historia. Si llegas ahora al Barça serás campeón, campeón y campeón… pero ya lo eran los 10 años anteriores”.
Prohibido perderse en la gloria muchas veces insípida de los trofeos y la fama mediática. Entonces, ¿cómo pasar a la historia? Sencillo: inmortalizado en la memoria de los seguidores. Por eso la apuesta es por un futbol cargado de vitalismo, gambetero y con llegada, que llene el ojo del espectador que toda la semana vive el desgaste de lo cotidiano y busca en las gradas un momento supremo de libertad, de expresión y emoción, por eso Kloppo no duda en contestar que “ganar no lo es todo”, y admite el quid que le permitió regresar al grande de Westfalia a competiciones europeas y mantenerlo en la lucha durante cinco años, hasta llevarnos a disputar nuestra segunda Final de Champions League:
“Queríamos derrochar vitalidad. Preferíamos dar cinco veces en el larguero que quedarnos cuatro veces sin tirar a la portería. Mejor perder. Ese fue el origen. Tienes que vincular a la gente al club. Los partidos deben tener un efecto más allá del resultado. Todo el mundo sabe que se ha ganado 3:1. Pero lo que se siente es el tiro, el gol, la parada: eso lo llevas dentro toda la semana. Si ganas 1:0 y el juego ha sido muy vivo, el futbol queda legitimado”.
¡Legitimar!, ¡que el futbol quede justificado por el juego! En la época del deporte mediático, de jugadores que buscan sólo romper récords, de ese mundo que vive del humo de las transferencias, la alfombra roja y los innumerables premios, Klopp es un nostálgico de la mítica figura del “futbolista amateur” (“Pöhler” en alemán… ¡sí, esa palabrita que nuestro estratega luce a cada partido en sus cachuchas como recordatorio de sus orígenes!).
Esa conexión de lo celestial con lo terrenal, del juego fiero y entrón con la sutileza y agilidad de una mente maestra, ha hecho que Klopp entregue a las tribunas un futbol vivo, un juego del que se lleven momentos inolvidables. Sea como sea, el futbol a contracorriente del Maestro Klopp quedará siempre en la memoria del buen Borusse como recordatorio del futbol que hermana y une las tradiciones y valores de un pueblo, llenando de vitalidad al esférico y regocijándose en la alegría del buen futbol… después de todo él siempre tuvo su meta clara:
“Por encima de los títulos, deseo que me recuerden como un entrenador que siempre trató de mantener la luz encendida”.
IV. ¡Hasta pronto!
Tras siete años termina una era dorada, “Kloppista”, para BVB. El gran exponente del Echte Liebe, genio del futbol vivo... nuestro maestro Jürgen Klopp, ha anunciado la rescisión de su contrato, respaldado por Watzke y Zorc. Los actores del resurgimiento han decidido -de común acuerdo- que llegó la hora de nuevos aires.
Como aficionados, es imposible escapar al desconcierto, a la incertidumbre. Pero -razonemos- no hay razón para desconfiar de un proyecto firme, dirigido por eminencias que nos ha demostrado su gran visión. Además, Kloppo seguirá con nosotros, como Watzke auguró: “El único consuelo que nos queda es que mantendremos una gran amistad”. Nuestro proyecto sigue el mismo camino: es cuestión de identidad.
Jürgen se despide dejando escuela en las gramas, en las gradas... y en el banquillo. No será un adiós, sino un “hasta pronto”: Einmal Borusse, Immer Borusse. Klopp es un “Dortmunder Jung”… un espíritu libre, que juega para mantener viva la llama del buen futbol, y que quiere vivir con nosotros un último sueño: ¡festejar en Borsigplatz un título más!, despedirse con su afición, con sus muchachos, en su Hogar y con su Familia. ¡Queda el camino a Berlin!, ¡la Pokal será nuestro homenaje, Herr Kloppo! Danke für alles!
Fuentes:
» bvb.de
» deutscher-fernsehpreis.de
» uefa.com
» goal.com
» elpais.com



